Últimamente encuentro que más y más gente está rezando, pidiendo, agradeciendo a Dios por Facebook. No hay día en que no me encuentre un texto que empiece: “gracias Dios por tal o cual cosa …”, “Dame Señor, te ruego esto y aquello…”, “Señor tu que me conoces y sabes de mis necesidades…”, “perdóname Señor por esto y lo otro…” y un sinnúmero de oraciones , plegarias y meditaciones que me están haciendo pensar que yo debo ser realmente una chica muy mala, que Dios se ha abierto una cuenta en F. y no me ha invitado a ser su amiga. Me pregunto si estas personas que me las imagino, en un día cualquiera, se levantan y al dirigirse al baño o a la cocina pasan antes por su computador y rezan ante el, dejando todas sus dudas, tristezas, amarguras, alegrías y todo lo antes arriba mencionado, después de esta acción sienten todavía la necesidad de ir al confesionario o se sentirán ya liberados? Si seguimos así F. Le está haciendo una gran competencia al confesor de su parroquia.